Hoy dedicamos la entrada de nuestro blog al artista Edward Ruscha, uno de los pioneros en explorar el libro de artista como expresión plástica.
El concepto del libro de artista
Pero, antes de hablar de Ruscha, conviene aclarar el concepto de libro de artista, que no es un libro de arte sino una obra de arte en la que el creador tiene el control total. Aunque el libro de artista cuenta con algunos antecedentes como La Caja Verde (1934), realizada por Marcel Duchamp, es a mediados de los años sesenta cuando surge con fuerza el concepto de libro de artista gracias al trabajo de Diter Roth y Edward Ruscha.
En 1963, Ruscha realiza la primera edición del que está considerado el primer libro de artista: Twenty-six Gasoline Stations (26 Estaciones de gasolina). Hasta 1971 Ruscha trabajó el género del libro de artista, ampliando sus horizontes como creador, sin dejar de cultivar la pintura o el grabado entre otras expresiones plásticas.
Pero, ¿por qué son considerados estos libros diferentes a los códices medievales o algunos trabajos de Goya?
La principal singularidad de estos libros es su concepción inicial como obras de arte, ya en la mente del artista se crean con la intención de innovar en los géneros artísticos encontrando nuevos cauces para la creatividad.
Como artista, Ruscha está englobado en el Pop Art, junto a otros nombres más conocidos por el gran público como Jasper Johns, Roy Lichtenstein, David Hockney o Andy Warhol.
Sin duda, una de sus mayores influencias (sobre todo en su trabajo en libros de artista) es la ciudad de Los Ángeles, a la que se mudó de niño desde Oklahoma City.
En Twenty-six Gasoline Stations Ruscha retrata las gasolineras de la carretera entre Los Ángeles y Oklahoma City, en otros libros como “Todos los edificios de Sunset Strip” (1966) o “Unas cuantas palmeras” (1971) se centran en la arquitectura, el paisaje y el ambiente de la ciudad californiana.
Ruscha revolucionó el panorama artístico con su propuesta de libro de artista y aún hoy proclama su amor al formato aunque no sea una obra de arte en sí mismo sino por su contenido literario. El artista, de 75 años, no utiliza el libro electrónico: «Ni siquiera uso computadora” y añade: “amo los libros, lo que son como objeto físico».
Y nosotros también, así que larga vida al libro, sea de artista o no.