Hoy os recomendamos una exposición que engañará a vuestros sentidos: Hiperreal. El arte del trampantojo, con la que el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza revisa el género del trampantojo a través de 105 destacadas obras de arte, procedentes de museos y colecciones de todo el mundo.
Engañando al ojo, cayendo en la trampa
Artistas de todas las épocas han soñado con pintar imágenes que no puedan distinguirse de la realidad. Las leyes de la óptica y la perspectiva han sido algunas de las herramientas con las que los artistas jugaron con la percepción humana.
El trampantojo, cuya etimología (trampa ante el ojo) ya nos da una pista de por dónde van los tiros, aparece por primera vez en textos de la antigua Grecia. El más conocido es el episodio narrado por Plinio en el que los pintores Zeuxis y Parrasio compiten para ver quién es capaz de realizar la pintura más real. Las uvas pintadas por el primero están tan logradas, que hasta los pájaros se acercan a comerlas.
Por su parte, Parrasio presenta una cortina; Zeuxis le pide que la retire para poder admirar su obra, pero se da cuenta de que la cortina está pintada y reconoce la maestría de su oponente.
Durante el Renacimiento y el Barroco, el trampantojo tuvo su momento estelar y se crearon numerosas obras en las que se buscaba el efecto de falsa realidad a través de diferentes recursos como el uso de la perspectiva, el escorzo o los efectos lumínicos, los juegos visuales y la recreación de texturas y materiales.
Hiperreal. El arte del trampantojo una exposición fuera de lo común
La muestra Hiperreal. El arte del trampantojo, revisita el género a través de 105 piezas de gran calidad, procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, que ponen resumen los temas más importantes de la pintura de caballete.
Las obras expuestas abarcan desde el siglo XV hasta el XXI, pero se presentan ordenadas por materias y escenarios. Mediante esta organización se resalta la continuidad en la Historia del Arte del trampantojo.
La exposición Hiperreal. El arte del trampantojo se organiza en las siguientes áreas: Puesta en escena, sobre el bodegón; Figuras, encuadres y límites, sobre la ilusión a través del marco pintado y la ruptura de la “cuarta pared”; Huecos para curiosos, representaciones de hornacinas o armarios con objetos diversos que sorprenden por su ilusionismo; Muros fingidos: tablones y paredes, convertidos en escenarios para exhibir objetos; Desorden perfecto, dedicado a los rincones de artista; Llamada a los sentidos, con composiciones cuyo tema principal son las esculturas y las flores; Renovación americana y su estela, dedicado a los renovadores del género en Estados Unidos y Trampantojo moderno, con piezas que destacan por mostrar la habilidad y la imaginación de sus autores para sorprender, con especial atención a los siglos XX y XXI.
La muestra termina con una obra del escultor Isidro Blasco, que ha sida encargada expresamente para cerrar el recorrido de la exposición.
Si queréis visitar la exposición, podéis hacer en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, hasta el 22 de mayo.