La Reconquista es un periodo que sigue siendo objeto de investigación y acalorados debates por parte de historiadores. Hoy presentamos uno de los libros que hemos impreso recientemente y que apasionará a los aficionados y estudiosos de la Historia: De «CANTABRIA» y «ASTURIA» al surgimiento de (las) «ASTURIAS» (ss. VIII-IX). La gestación de la reconquista en el área cántabra.
Un libro histórico para debatir sobre el origen de la Reconquista
Ángel Ocejo Herrero es historiador, licenciado por la Universidad de Cantabria. Está especializado en los pueblos antiguos del norte peninsular y de la meseta del Duero, con preferente dedicación a la historia de los antiguos cántabros.
Con más de cuarenta años de investigaciones, tanto de campo como sobre textos clásicos, es autor de muy diferentes trabajos, publicados individualmente o junto a otros investigadores.
Ha dado múltiples conferencias y participado en diversos congresos, como el Iº Congreso de Arqueología Medieval (Huesca, 1985), el III Simposio sobre los celtíberos (Daroca, 1991), el congreso internacional 1300 aniversario del origen del Reino de Asturias (Oviedo, 2018) o El despertar de Cantabria. De la Tardoantigüedad a la Alta Edad Media. Siglos IV al IX (Santander, 2020-2021).
En cuanto a su faceta divulgativa especial, fue creador del proyecto y realizó los museos al aire libre (en Argüeso y Cabezón de la Sal, en Cantabria) de recreación, a tamaño natural y a partir de datos arqueológicos, de viviendas y amurallamientos de las edades del Bronce y del Hierro en el área cántabra.
De «CANTABRIA» y «ASTURIA» al surgimiento de (las) «ASTURIAS» (ss. VIII-IX). La gestación de la reconquista en el área cántabra es su última publicación. El libro, con 136 páginas y 23 ilustraciones a color, recopila sus investigaciones a lo largo de varios años sobre el origen del término Asturias y su relación con el origen de la Reconquista.
Según la línea académica actual, se mantiene que Pelayo se levantó con los astures —otra fuente afirma que con los godos— en Asturias contra los sarracenos. Esto es lo que narran, siglo y medio después de los hechos, las primeras crónicas por las que sabemos aquellos sucesos.
En su libro, Ángel Ocejo Herrero desgrana su investigación sobre este origen. Para el autor, el secular nombre clásico de la tierra de los ástures durante ocho siglos fue Asturia, en singular. Al oriente de Asturia estaba Cantabria, comprendiendo la cuenca del río Sella y todos los demás territorios del actual oriente asturiano.
En cambio, el corónimo medieval Asturias, en plural, fue creado eruditamente más tarde, desde el poder, desde un punto de vista hegemónico astur, como nuevo nombre administrativo de unos conjuntados y alargados territorios oceánicos, nuclearmente constituidos por la agregación de las partes marítimas de las anteriores Asturia y Cantabria, y es un neologismo medieval no sólo posterior a la época de Pelayo, sino incluso posterior a los tiempos de los demás gobernantes cangueses.
Un error medieval mantenido durante once siglos
Para el historiador, en la Edad Media, la mayor parte del área oceánica cántabra pasó a denominarse con un nombre derivado del de la tierra de sus vecinos. Así, una parte más occidental acabaría integrada en las Asturias de Oviedo, mientras otra parte quedó bajo la denominación de las Asturias de Santillana. Hubo, pues, una hegemonía ejercida desde las tierras de los ástures que propició la extensión de esas denominaciones sobre tierras de gentes cántabras.
Pero la cuestión clave que explica el libro con las investigaciones de Ángel Ocejo Herrero es el porqué, cuándo surgió y se impuso este medieval y novedoso nombre Asturias, que eclipsó por el lado oceánico tanto al secular Asturia —el propio y clásico de la tierra de los ástures—, como también al de Cantabria.
En el libro se desarrolla que el nombre de Asturias surgió muy a finales del siglo VIII, en torno a fechas inmediatamente previas al reinado de Alfonso II (791-842) y se impuso plenamente en tiempo de este rey.
Más tarde, a finales del siglo IX, al redactarse las crónicas ovetenses, y escribir sobre aquellas peripecias de Pelayo y sus seguidores —ocurridas en la primera mitad del siglo VIII—, se proyectaron anacrónicamente en la narración de aquel pasado nombres existentes en ese siglo IX en que se escribía, y no los de época pelagiana.
Así, junto a otros errores ya detectados, las crónicas ovetenses generalizaron erradamente, antes de tiempo, el nombre de astures a más gentes de lo que en aquella época correspondía e introdujeron —anacrónicamente, también— como escenario de las acciones de Pelayo el término Asturias, cuando por entonces tanto este nombre en plural como el alargado y conjunto territorio astur-cántabro al que hace referencia ni siquiera existían.
Este anacronismo de unir a Pelayo con los entonces aún inexistentes territorio y nombre plural de Asturias, inadvertido y repetidamente copiado desde la Edad Media hasta el presente, se ha perpetuado como un longevo error historiográfico de más de once siglos, causando una gran tergiversación histórica. En aquellos tiempos de Pelayo, aún no existía Asturias.
¿En qué territorio se levantó, pues, Pelayo? ¿Cuándo se produjo la unión de los territorios oceánicos de Asturia y Cantabria? ¿Quién la llevó a cabo? Según se desprende tanto de las fuentes latinas cristianas como de las fuentes arábigas, ¿quién comenzó la Reconquista? ¿Desde cuándo el medieval y expansivo nombre de Asturias eclipsó a los clásicos de Asturia y Cantabria?
A esas y otras cuestiones pretende dar respuesta el libro de Ángel Ocejo Herrero. Si estás interesado en adquirir un ejemplar, puedes hacerlo a través de la web de la Asociación ADIC.