El mes de octubre de nuestros calendario está ilustrado por Aitana Carrasco, una mujer pelirroja que cuenta historias con palabras y con imágenes. Ilustradora, escritora y profesora residente en València; según sus propias palabras.
Aitana Carrasco recuerda que de pequeña quería ser escritora o “pintora abstracta”, no ha ido muy desencaminada y hoy combina su pasión por el arte con la docencia tanto para niños como para adultos, impartiendo cursos, encuentros, seminarios, clases magistrales, conferencias y talleres en universidades, colegios, institutos, museos, bibliotecas y ferias del libro.
Leer, escribir y dibujar como forma de vida
“Dibujo desde siempre, como todo el mundo: los niños dibujan antes de escribir e incluso antes de hablar. Por lo tanto, en realidad no tengo un primer recuerdo con un lápiz en la mano”.
Aitana Carrasco es una afortunada y ha conseguido seguir haciendo de adulta las cosas que eran sus favoritas cuando era pequeña (y además trabajar en ello): leer, escribir y dibujar (en ese orden).
Aitana Carrasco es licenciada en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de València y dio sus primeros pasos en el campo de la escritura e ilustración de libros infantiles con su primer álbum ilustrado Ramona la mona, por el que obtuvo el IX Premio Internacional A la Orillla del Viento en 2005.
A lo largo de su trayectoria su obra ha podido disfrutarse en España, México, Italia, Eslovaquia, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Japón, Corea del Sur, Argentina o Francia. Amante de todas las artes, es también escenógrafa teatral, creadora de marionetas, diseñadora de campañas y escritora de artículos.
No sólo ha colaborado con distintas revistas y cuenta con una treintena de libros publicados, sino que sus libros han sido incluidos en la Lista de Honor de IBBY México en 2008 y Los Mejores del Banco del Libro de Venezuela en 2010, y han recibido el premio White Ravens en 2009 y 2010 y el Premi al Millor LlibreIl·lustrat de la Generalitat Valenciana 2018.
La técnica de Aitana Carrasco: ¡Prohibida la hoja en blanco!
Aitana Carrasco reconoce tener terror al blanco: “Nada en mi obra es completamente blanco. Yo nunca estoy frente a una hoja en blanco: uso un papel que es amarillento para bocetar, pinto todo el papel de un color (normalmente naranja) antes de pintar encima, e incluso en el ordenador aplico varias texturas a los archivos. Parece una tontería, pero a mí me ayuda”, afirma la artista.
Aitana asegura que, con la experiencia en la profesión, se llega a un momento en el que iniciar un proyecto no supone un problema como al principio ya que se aprende a pensar con las manos: “tu cabeza no tiene ni idea de qué vas a hacer, pero en lugar de paralizarte, haces cosas con las manos (escribir, bocetar, buscar en internet) y no te bloqueas porque no te lo puedes permitir; al fin y al cabo, no deja de ser un trabajo”.
Aitana Carrasco: “Dibujo por trabajo, raramente por placer”
A pesar de los años, la experiencia y el reconocimiento, Aitana Carrasco considera que no es una buena dibujante (en esto tenemos que discrepar).
Afirma que se le resiste llevar las cosas al papel. “La anatomía humana, las manos, los caballos, las perspectivas, el pelo, las sombras, las arrugas de la ropa,… en realidad no sé dibujar casi nada: tengo que ver como diez ventanas para ser capaz de dibujar una. Y así con casi todo. Para mí dibujar tiene siempre un componente de sufrimiento porque no sé dibujar de memoria y porque creo que, muy en el fondo, dibujar no me debe de gustar tanto. No soy de esas que dibuja en vacaciones o los días de descanso: yo dibujo por trabajo, pero raramente por placer”.
¿Entonces por qué trabajar en algo que te hace sufrir? “Sufro dibujando pero luego se me olvida coloreando; eso sí que me gusta. También me gusta el collage, porque no tengo que dibujar, solamente ensamblar cosas”, concluye la artista.
Las influencias y recomendaciones de Aitana Carrasco
Los referentes e influencias de Carrasco siguen siendo los mismos que en su adolescencia: “pocas de las cosas que veo, leo o escucho me influencian tanto como lo de aquella época. Creo que, por mucho que me guste, nada me volverá a marcar de la forma en que me marcó leer a J. D. Salinger, Georges Perec, Carson McCullers, Spanbauer, Melville, Sábato o Cortázar, escuchar a Vainica Doble o Albert Pla o mirar mil veces los pocos libros de arte que me podía comprar cuando internet no existía: Rousseau El Aduanero, Otto Dix o Schiele”.
Si tuviera que elegir un artista para una buena farra, Aitana elige a Boris Vian y nos recomienda la peli Muchos hijos, un mono y un castillo, de Gustavo Salmerón y el libro Cuando yo tenía cinco años, me maté, de Howard Buten.
El sector de la ilustración
Aitana cree que el trabajo de ilustrador está reconocido, incluso de moda, pero otra cosa es que sea respetado y esté bien remunerado en nuestro país.
Para mejorar la situación propone “quitar la prohibición de publicar tablas de tarifas y obligar a los clientes a respetarlas, establecer una cuota de autónomos proporcional a las ganancias, cambiar las políticas de mercado del sector del libro (parece que publicar cantidad es más importante que publicar calidad) y educar al público en general, la mayoría del cual no está dispuesto a pagar por la cultura”.
Y por último, el consejo que le hubiera gustado recibir cuando empezó sería: “Busca trabajo en el extranjero”.
Muchas gracias, Aitana, por colaborar con La Imprenta CG en este proyecto. ¡Esperamos volver a trabajar juntos pronto!