Hay autores, como Alfons Mucha, que son desconocidos para el gran público, pero cuyas creaciones son familiares para casi todo el mundo y han supuesto una enorme influencia para numerosos artistas y diseñadores.
Nacido en 1860 en Moravia (Checoslovaquia) comenzó su formación artística en Viena y Múnich. En 1887 se mudó a París, donde estudió en la Académie Julian y en la Académie Colarossi, al tiempo que trabajaba como ilustrador para revistas y carteles publicitarios.
Su asalto al Olimpo de los artistas se produjo con su primer cartel para la actriz Sarah Bernhardt, la gran estrella de la época. El cartel anunciaba la obra “Gismonda” de Victorien Sardou y causó tal sensación que la “divina Sarah” le ofreció a Mucha un contrato en exclusiva por seis años.
El trabajo que Alfons Mucha realizó bajo el ala de Bernhardt contribuyó a difundir la imagen de la actriz internacionalmente. Parece que la Bernhardt no sólo era divina en los escenarios, sino también toda una experta en mercadotecnia ya que confió en Mucha para el diseño de los carteles, así como de las escenografías y el vestuario.
Impulsado por la fama de sus trabajos en el teatro, cuando Mucha visitó Estados Unidos fue reclutado por otra excéntrica actriz: Mrs. Leslie Carter. En una escalada de oropeles y barroquismo, Carter trató de superar el lujo y la espectacularidad de las obras de Sarah Bernhardt, lo que la llevó a la ruina.
Ese estilo lujoso que le caracterizaba llevó a Mucha a explorar el campo del diseño de joyas de la mano de Georges Fouquet. El joyero parisino quiso llevar a la realidad las alhajas con las que Mucha adornaba a las mujeres de sus carteles. Fouquet presentó una colección de joyas realizadas sobre diseños de Mucha en la Exposición Universal de París de 1900, llena de hermosas piezas de orfebrería con influencias orientales y bizantinas.
La estética de Mucha fue fagocitada hasta dar vida a todo un estilo artístico: el Art Nouveau. Su trabajo fue muy imitado e intentó distanciarse de él con el paso de los años. Mucha consideraba que el arte existía para transmitir un mensaje espiritual, por lo que se sentía muy frustrado al obtener sus mayores éxitos en el ámbito de lo comercial.
Su interés por lo esotérico (era un destacado miembro de la Masonería) y su nacionalismo checoslovaco marcaron parte de su obra a principios del siglo XX. Para Checoslovaquia creó sellos, billetes y otros documentos gubernamentales; al tiempo que trabajaba en la que él consideraba su gran obra: La Épica Eslava, una serie de enormes pinturas consagradas a la historia de los pueblos eslavos.
Ese compromiso político le pasó factura cuando los nazis ocuparon Checoslovaquia. Fue detenido e interrogado y jamás se recuperó del trauma. Finalmente murió en su país de origen en julio de 1939.
Con la llegada del Art Déco, el estilo de Mucha se consideró pasado de moda. Sin embargo, en la década de 1960 fue reivindicado por numerosos artistas y diseñadores, convirtiéndose en una gran influencia en la estética psicodélica de la época. Incluso a día de hoy, el estilo de Mucha puede sorprenderte en los lugares más insospechados.