Conversión de RGB a CMYK

Bienvenido al fascinante mundo de la conversión de colores en el entorno de la impresión. Vamos a explorar el proceso de transformar los vibrantes colores del modelo de luz RGB al práctico y necesario modelo de impresión CMYK, con un enfoque especial en los perfiles Fogra. Estos perfiles no solo representan estándares de la industria, sino que también desempeñan un papel esencial para garantizar una reproducción precisa y consistente del color en diversos dispositivos de impresión. Acompáñanos para entender cómo los perfiles Fogra se convierten en aliados indispensables con los que lograr resultados profesionales y de alta calidad en el diseño gráfico y la impresión.

RGB y CMYK

Algo de historia

Desde la antigüedad las personas han visualizado situaciones extraordinarias, paisajes o escenas cotidianas y las han representado utilizando los medios a su alcance como carbones, pigmentos vegetales, minerales…, que fijados de forma artística sobre materiales tales como piedra, piel, papiro, lienzo o papel permitieron comunicar una presentación visual duradera de esos instantes.

Con el paso del tiempo, y coincidiendo con nuestra evolución tecnológica, esta necesidad de comunicación ha tomado cada vez más importancia hasta convertirse en una realidad que hoy lo impregna todo. Las imágenes que percibimos van más allá de nuestros recuerdos y ahora somos capaces de fijarlas, modificarlas y mostrarlas a los demás de forma casi instantánea.

De la luz y las tintas

A la compresión y desarrollo de estas técnicas contribuyen de manera excepcional los experimentos de Isaac Newton sobre la naturaleza de la luz y del color. En 1665 Newton descubrió que cuando la luz blanca atraviesa un prisma transparente se divide formando un espectro de color, espectro que a su vez puede recomponerse para formar de nuevo luz blanca. De este experimento se deduce que la luz blanca alberga todos los colores visibles, abriendo un nuevo espacio de conocimiento en la representación de la imagen.

Gracias a estos descubrimientos, hoy podemos capturar imágenes con una cámara fotográfica digital o un móvil, crear gráficos, ilustraciones, textos, mediante dispositivos electrónicos y aplicaciones informáticas y publicar documentos a todo color en diferentes plataformas de internet, webs…, sin preocuparnos en exceso qué tipo de procesos técnicos se están sucediendo. Pero hemos de saber que, sin casi darnos cuenta, estamos utilizando el modelo de color RGB incluido de forma predeterminada prácticamente en todos estos sistemas y que es una síntesis de los avances científicos y técnicos sobre la luz y el color.

Mientras nuestras creaciones se encuentren en un entorno basado en la luz, el modelo de color RGB es el que predomina y mostrará los colores y tonos de manera muy similar en la mayoría de dispositivos que cumplan unos requisitos mínimos. Pero esta situación cambiará si decidimos preparar alguno de estos trabajos para crear un documento impreso, bien sea una tarjeta de visita, un flyer, un cartel, un libro, un catálogo… La práctica totalidad de las veces que necesitemos imprimir documentos RGB en papel o soportes similares se producirá la conversión a CMYK.

Mediante este proceso, los colores mostrados en formato luz (RGB) habrán de ser transformados en proporciones de pigmentos o tintas (CMYK) que al ser depositados sobre una superficie como el papel reproducirán el documento sistemáticamente tantas veces como deseemos. Si decidimos no realizar la conversión, el dispositivo impresor tomará el control y lo hará siempre por nosotros. Dejar este proceso en manos de automatismos suele proporcionar una buena calidad estándar, pero nos puede acarrear alguna sorpresa inesperada debido a que determinados tonos y colores pueden aparecer impresos de forma algo diferente a como se visualizan en RGB. Y todo ello sin que hayamos tenido la oportunidad de verificarlos y tomar algunas decisiones, si fuese necesario.

¿Es imprescindible realizar esta conversión?

La respuesta es “sí”, porque no es posible imprimir directamente con sistemas de luz RGB y es necesario realizar una conversión al sistema de tintas CMYK antes de proceder con la impresión.

¿Quién se encarga de la conversión? El sistema impresor sólo puede hacerlo en CMYK, por lo que realizará la conversión de forma automática a través de su software interno. O bien nosotros mismos, si es que hemos decidido tomar el control y supervisar el proceso.

¿Cómo se realiza la conversión? Todos los programas de retoque fotográfico, ilustración, maquetación… disponen de las herramientas necesarias para trabajar desde el inicio tanto en RGB como en CMYK, pudiendo pasar de un sistema al otro cuando lo deseemos.

¿Cuándo haremos la conversión? En cualquier momento: al comenzar a diseñar, mientras diseñamos o al final del proceso. Aunque nosotros pensamos que lo mejor es hacerlo al principio.

(Más en nuestro blog: Archivos para imprimir. ¿Por qué hay que evitar el cóctel rgb-cmyk?).

RGB y véase la luz

Como venimos apuntando, los dispositivos de visualización basados en luz, tales como pantallas, televisores, móviles, etc., utilizan un sistema de representación del color consistente en la emisión por separado de tres partes del espectro de la luz natural como son Rojo, Verde y Azul (RGB en inglés). La suma estas tres luces en diferentes proporciones hará que aparezcan colores como blanco, negro, amarillo, rojo, verde, azul, violeta, etc., hasta un total de 16,7 millones de colores distintos (256x256x256 = 16.700.000 colores). Este cálculo se realiza mediante la asignación numérica de una intensidad para cada color con valores entre 0 y 255, siendo 0 la intensidad más baja (ausencia de luz) y 255 la más alta (luz completamente encendida).

Al asignar un valor a cada intensidad de luz y color, éstos se pueden representar de forma digital mediante una numeración específica y constante. Por ejemplo, Rojo 255,0,0; Verde 0,255,0; Azul 0,0,255. Gracias a esta nomenclatura, diferentes dispositivos mostrarán siempre los mismos colores. Este sistema se denomina mezcla de color aditiva, debido a que la luz más intensa presenta colores más claros y la luz más tenue colores más oscuros (Blanco 255,255,255. Negro 0,0,0. Siendo como hemos apuntado 255 la máxima intensidad y 0 la mínima).

CMYK e imprímase (pero no tan rápido)

Sin embargo, los dispositivos de impresión basados en tinta utilizan un sistema de representación del color consistente en la superposición generalmente de cuatro colores como son Cian, Magenta, Amarillo y Negro (CMYK en inglés, Cyan, Magenta, Yellow, blacK [K para diferenciarse de Blue, Azul]).

Para poder representar los diferentes colores, necesitaremos depositar las tintas sobre una base generalmente blanca o muy clara, como por ejemplo el papel. Y puesto que hablamos de tintas, y éstas no son capaces de reflejar la luz sino que la absorben, sus pigmentos se comportan de manera opuesta a la luz: cuando deseemos obtener colores claros depositaremos menos pigmento sobre el papel, y cuando busquemos obtener colores oscuros colocaremos más pigmentación, hasta opacar toda la superficie si fuese necesario, con lo que obtendríamos colores muy oscuros o negro.

Este sistema se denomina mezcla sustractiva puesto que a mayor cantidad de tinta menor reflexión de la luz. La representación de los colores se realiza mediante porcentajes de cada componente de color CMYK (Rojo C0,M100,Y100,K0. Verde C100,Y100,M0,K0. Azul C100,M100,Y0,K0. Negro C100,M100,Y100,K100. Representándose el blanco con todos los porcentajes a 0% y el negro con todos a 100%).

Gracias a este esquema de conversión RGB a CMYK los dispositivos pueden imprimir también un número muy elevado de colores mediante la combinación de diferentes porcentajes de tintas que, próximas unas a otras o superpuestas (son ligeramente translúcidas), nos permitirán visualizar una elevadísima gama de tonos y colores.

(Más en nuestro blog: Consejos para la impresión de catálogos).

¿Y el color negro?

El color negro (Black) merece una mención especial. Si bien la suma de tres pigmentos o tintas CMY depositadas sobre papel o soportes similares producen una vasta gama de colores, estos pigmentos no son capaces de conseguir un negro consistente lo suficientemente oscuro, bien por el tamaño de los pigmentos, bien porque son ligeramente translúcidos o bien porque no es posible hacerlos coincidir exactamente en la misma posición espacial. Por eso se diseñó el sistema CMYK, añadiendo el color negro para conseguir los efectos de contraste y opacidad deseados. Con la agregación de este color se obtienen detalles más oscuros y finos en determinadas áreas. En especial es imprescindible en la tipografía, pues de otra manera los caracteres más finos serían prácticamente ilegibles solo utilizando tintas CMY. Además, el color negro actúa como regulador del brillo de los otros tres colores, reduciéndolo o aumentándolo según la cantidad aplicada sobre los mismos.

(Más en nuestro blog: ¿Por qué CMYK y no CMY o CMYB?)

Conversión RGB a CMYK

¿Hemos de supervisar siempre el proceso de conversión RGB a CMYK?

Como ya hemos apuntado, no es imprescindible pero sí es conveniente la supervisión porque nuestros trabajos RGB van a sufrir una transformación cuando decidamos imprimirlos.

Ya hemos visto que cuando trabajamos con luz las imágenes y los colores llegan a nuestra vista directamente desde los diferentes dispositivos en forma de haces lumínicos sin prácticamente ningún tipo de intermediación. Sin embargo, cuando las impresoras realizan su trabajo primero depositan tinta sobre un soporte generalmente blanco o muy claro, con el fin de cubrirlo con una determinada cantidad de pigmentos de color. Después podremos ver el resultado gracias al reflejo de la luz ambiental sobre el soporte impreso.

Y además las imperfecciones de los soportes (pequeñas irregularidades del papel), el tamaño de los pigmentos (muchísimo más gruesos que los fotones) y la luz que primero debe incidir en el impreso para reflejarse después hasta nuestra visión, todos estos pequeños detalles ocasionaran que algunos de los colores pierdan viveza, luminosidad e incluso cambio de tonalidad, en especial los tonos y colores tales como verdes claros, azules vivos y naranjas, entre otros.

¿Cómo controlamos entonces la conversión?

Una vez localizado el problema aparece la solución: convertir documentos desde RGB a CMY utilizando los perfiles de color.

Ya sabemos que la conversión de RGB a CMYK es crucial porque los dispositivos de visualización como monitores y pantallas utilizan el espacio de color RGB basado en la emisión de luz, mientras que la mayoría de las impresoras y procesos similares utilizan el espacio de color CMYK basado en la aplicación de tintas sobre papel. Debido a la distinta naturaleza de los medios y soportes, los espacios de color son más restrictivos según estén basados en uno u otro sistema. Es decir, la realidad que vemos con nuestra visión nos mostrará un abanico casi infinito de colores, el espacio RGB restringe esa realidad a la mezcla de tres luces de color y el entorno CMYK imprime sobre un soporte lo mejor posible, pero dejándose en el camino una gran parte de tonos y colores por imposibilidad física de representarlos.

Para reducir el problema y conseguir una representación de la luz RGB sobre soportes impresos en CMYK disponemos de una herramienta fundamental: Los perfiles de color.

(Más en nuestro blog: Desde la pantalla hasta el papel).

Los perfiles de color Fogra

Los perfiles de color Fogra son estándares de conversión de color desarrollados por la compañía Fogra (Forschungsgesellschaft Druck e.V.) en Alemania. Su función es asegurar la consistencia y continuidad visual de colores del espacio RGB cuando sean convertidos a otros espacios de color (como por ejemplo el CMYK) con el fin que los cambios visuales sean mínimamente perceptibles. Estos perfiles consisten en ajustes que están diseñados para ayudar a mantener la consistencia del color a través de diferentes dispositivos y procesos de impresión. Además de detallar cómo deben comportarse los colores en un proceso de impresión específico, sirven también para caracterizar y calibrar la respuesta de las impresoras.

Proceso de conversión de RGB a CMYK mediante perfiles Fogra

• Captura de colores RGB: En primer lugar, creamos o importamos nuestros diseños en un software de diseño gráfico como Adobe Photoshop, Illustrator, InDesign… Inicialmente los documentos se muestran en el espacio de color RGB.
• Selecciona el perfil Fogra: Para realizar una conversión precisa de RGB a CMYK con perfiles Fogra debemos asegurarnos que estamos utilizando el perfil adecuado para el proceso de impresión con el que se imprimirá nuestro proyecto. Estos perfiles están disponibles en la mayoría de programas gráficos, en la web de Fogra (www.color.org)* y también a través de nuestros servicios de impresión.
• Convierte a CMYK: En tu software de diseño, realiza la conversión de RGB a CMYK utilizando el perfil Fogra seleccionado. Esta conversión ajustará automáticamente los colores para que sean compatibles con el proceso de impresión específico, teniendo en cuenta las características de la tinta, el papel y la impresora.
• Verifica los resultados: Es importante revisar cuidadosamente el diseño después de la conversión. Algunos colores pueden cambiar significativamente durante la conversión de RGB a CMYK. Ajusta cualquier color o imagen si es necesario para lograr los resultados deseados.
• Preparación para la impresión: Antes de enviar tu diseño para su impresión, asegúrate de que todos los elementos estén correctamente configurados en formato CMYK. Controla que la resolución de las imágenes y fotografías sean de al menos 300 píxeles por pulgada al tamaño final (300 ppi o ppp), el sangrado sea de 3 mm y el modo de color CMYK. La resolución ideal para las imágenes y fotografías es de 350 ppi al tamaño real de impresión.
• Más no es mejor: Recomendamos encarecidamente que las imágenes en tus trabajos tengan al menos 300 píxeles por pulgada (ppi) al tamaño real de impresión para evitar el pixelado, pero tampoco muchos más, como máximo 350 ppi. A menudo, se piensa erróneamente que usar muchos más píxeles por pulgada (600, 1.200 o más) resultará en una mejor calidad. Sin embargo esto solo genera problemas tales como archivos más grandes, tiempos de procesamiento más largos y, lo peor de todo, efecto moiré con pérdida de calidad debido a la superposición y acumulación excesiva de píxeles en un espacio limitado. Por lo tanto, se recomienda ajustar el tamaño de las imágenes a 300 o 350 ppi para el formato de impresión, incluso si ello implica crear varias versiones del mismo archivo.
• Pruebas de impresión: Si necesitas que los colores se aproximen lo más exactamente posible a lo representado en tu pantalla, puedes solicitar una prueba antes de proceder a la impresión de tu proyecto. Esto te permitirá comprobar, corregir y hacer ajustes finos si es necesario.

(Más en nuestro blog: ¿Cómo definir la resolución de una imagen?)

¿Qué perfil Fogra necesito?

En Adobe Photoshop

Trabajos impresos sobre papel estucado (couché, brillo o mate), necesitaremos utilizar el perfil Fogra39.
Para ello accederemos al menú desplegable:

• Edición > Ajustes de color

Y seleccionaremos en la parte superior izquierda el ajuste predefinido denominado “Preimpresión en Europa 3” que nos proporcionarán todas las opciones necesarias para convertir documentos desde RGB a CMYK de forma segura y fiable.

Trabajos impresos sobre papel no estucado (papel offset, especialidades, cartulinas, etc.) necesitaremos utilizar el perfil Fogra27.
Para ello accederemos al menú desplegable:

Edición > Ajustes de color

Y seleccionaremos en la parte superior izquierda el ajuste predefinido denominado “Preimpresión en Europa 3”. En el apartado CMYK pulsaremos con el ratón para cambiar el perfil existente (normalmente CoatedFOGRA39) por el denominado CoatedFOGRA27, que es el adecuado para convertir nuestros documentos RGB al formato CMYK, adaptando la conversión a un tipo de papeles más porosos y absorbentes que necesitarán menos cantidad de tinta y saturación de color. El resto de parámetros permanecerá invariable.

En Adobe Indesign y Adobe Illustrator

Trabajos impresos sobre papel couché, brillo o mate, necesitaremos utilizar el perfil Fogra39.
Para ello accederemos al menú desplegable:

Edición > Configuración de color

Y seleccionaremos en la parte superior izquierda el ajuste predefinido denominado “Preimpresión en Europa 3” que nos proporcionarán todos las opciones necesarias para convertir documentos desde RGB a CMYK de forma segura y fiable.

Al igual que en Photoshop, para los trabajos impresos sobre papel no couché, offset o no estucados, necesitaremos utilizar el perfil Fogra27.
Para ello accederemos al menú desplegable:

Edición > Configuración de color

Es necesario apuntar que tanto Adobe Indesign como Adobe Illustrator no manejan de forma directa las imágenes procedentes de Photoshop o de otros programas de tratamiento de imágenes, por lo que la conversión RGB-CMYK debe realizarse previamente en sus respectivos programas aplicando también los perfiles deseados.

Además es preciso tener en cuenta que Adobe Indesign, Adobe Illustrator y programas similares pueden crear y utilizar tintas planas o directas de forma exhaustiva (como la gama Pantone u otras). Estas tintas también habrán de ser convertidas a CMYK (salvo excepciones**) para poder ser impresas, por lo que pueden presentar tonos o colores distintos al pasar de un sistema de color a otro.

(Más e nuestro blog: Y Pantone inventó el color).

Programas de diseño gráfico gratuitos como “Canva” u otros suelen trabajar inicialmente en RGB. Si disponen de posibilidad de conversión a CMYK deberemos intentar aplicarlas para asegurarnos también que las imágenes y colores responderán a nuestras expectativas cuando pensemos en su impresión.

(Más e nuestro blog: Diferencias entre impresión offset y digital).

Un poco más…

Los perfiles de color constituyen un mecanismo complejo que va más allá de la mera conversión de RGB a CMYK y que aquí hemos intentado explicar. Recogen buena parte de la técnica e investigación que se ha desarrollado para la reproducción de imágenes sobre papel u otros soportes a partir del año 1837, cuando se comenzó a imprimir en color con técnica offset.

Podemos experimentar con las diferentes opciones de ajustes de perfiles que nos ofrecen los programas de diseño y tratamiento de imágenes como Photoshop, Indesign, Illustrator, etc., obteniendo distintos resultados en pantalla que, atención, luego se trasladarán al documento impreso. Para mejor comprensión, explicaremos algunos de los menús que componen los ajustes de color de estos programas mencionados.

Espacios de trabajo

1. Opción RGB. Al desplegar esta opción aparecen gran cantidad de opciones, incluidas calibraciones de monitores. Nosotros hablaremos tan solo de dos de las opciones que consideramos más importantes: Adobe RGB (1998) y sRGB IEC61966-2.1.  El primero es un espacio de color RGB desarrollado por Adobe Systems en el año 1998. Se diseñó para ser un espacio de color más amplio que el estándar sRGB, es decir que puede representar una gama más amplia de colores.  sRGB, que significa «Standard Red Green Blue,» es un espacio de color RGB diseñado para garantizar la consistencia en la presentación del color en distintos dispositivos como monitores, cámaras digitales e incluso impresoras. Se diseñó para representar menos colores pudiendo así llegar a un más amplio número de dispositivos.
2. Opción CMYK. Esta opción nos mostrará los espacios de conversión CMYK. Ya hemos apuntado que seleccionando Fogra39 o Fogra27 obtendremos el perfil adecuado para la conversión RGB a CMYK sobre papel estucado o no estucado, respectivamente. Otras opciones contemplan los propósitos de conversión más utilizados en otros países, como Japón o USA. A destacar que la opción Web Coated nada tiene que ver con internet ni las páginas web. Esta opción es adecuada para convertir documentos que hayan de ser impresos en rotativas de gran tirada y alta velocidad. Debido a las especiales características de estas máquinas necesitan menor cantidad de tinta para no embotar el impreso. Por tanto, la conversión RGB-CMYK debe contemplar esos parámetros.
3. Opción Gris. Dot Gain 15% (ganancia de punto 15%). Al imprimir en CMYK se produce un pequeño aumento aparente en el tamaño de los puntos de trama grises que pueden oscurecer ligeramente la impresión. Se recomienda utilizar un valor de reducción de entre el 10% y el 15% para compensar esta percepción y equilibrar el impreso.
4. Tinta plana. Al igual que la opción anterior, las tintas planas (Pantone u otras) pueden verse afectadas por el mismo fenóneno de aumento de punto y por lo tanto se recomienda hacer una reducción de entre el 10% y el 15%.

(Más en nuestro blog: ¿Se puede patentar un color?)

Normas de gestión de color

Al trabajar con imágenes en RGB, CMYK o GRIS, es importante comprender por qué es conveniente conservar los perfiles de color incrustados en los archivos. Bien debido a que las imágenes ya han sido tratadas y por lo tanto se ha incrustado un perfil, bien porque proceden de un dispositivo como una cámara fotográfica digital o un teléfono móvil que han incrustado un perfil concreto, estos archivos contendrá un perfil específico que proporciona información vital sobre cómo se deben interpretar y mostrar los colores. La conservación de perfiles incrustados ayuda a mantener la consistencia  de las imágenes y documentos entre diferentes dispositivos y aplicaciones. No obstante, podemos decidir si queremos conservar o no los perfiles utilizando las opciones de los siguientes menús desplegables. Esta flexibilidad permite adaptar el flujo de trabajo según las necesidades específicas, aunque se recomienda conservar los perfiles incrustados para garantizar la consistencia de las imágenes y documentos entre diferentes dispositivos y aplicaciones.

1. RGB.
   • Desactivar. Elimina el perfil incrustado.
   • Conservar perfiles incrustados. Mantiene el perfil original del documento..
   • Convertir a RGB de trabajo (convierte el documento a nuestro espacio de trabajo y añade el perfil que estemos utilizando, sRGB, Adobe RGB, etc.).
2. CMYK.
   • Desactivar. Elimina el perfil incrustado
   • Conservar perfiles incrustados. Mantiene el perfil original del documento.
   • Convertir a RGB de trabajo (convierte el documento a nuestro espacio de trabajo y añade el perfil que estemos utilizando, sRGB, Adobe RGB, etc.).
3. GRIS.
   • Desactivar. Elimina el perfil incrustado.
   • Conservar perfiles incrustados. Mantiene el perfil original del documento.
   • Convertir a RGB de trabajo (convierte el documento a nuestro espacio de trabajo y añade el perfil que estemos utilizando, sRGB, Adobe RGB, etc.).
4. Diferencias de perfil.
   • Preguntar al abrir. Nos avisa si las hay de las difrencias de perfil al abrir un documento.
   • Preguntar al pegar. Esta opción nos advierte sobre las diferencias del perfil que contiene el documento que estamos abriendo o pegando y nos dará la opción en el siguiente menú de respetar el perfil incrustado o sustituirlo por otro. Nuestra recomendación es respetar el perfil incrustado para evitar modificar la imagen original. Una vez abierto o pegado podremos guardarlo en nuestro espacio de trabajo con nuestro perfil, sin que afecte al documento original.
5. Faltan los perfiles.
   • Preguntar a abrir. Si no hay perfiles, en principio procederemos como en el punto 4.

Opciones de conversión

Cuando se realiza la conversión de un espacio de color a otro (RGB a CMYK por ejemplo), es fundamental elegir las opciones de conversión adecuadas para garantizar la fidelidad y la consistencia del color:

1. Motor
   • Adobe ACE. Adobe Color Engine (ACE) es un motor de gestión de color desarrollado por Adobe. Aporta precisión y calidad en la conversión de colores. Es el motor más utilizado por las aplicaciones de Adobe para realizar conversiones.
   • Apple. Es un motor desarrollado por la compañía para realizar su propia gestión de color en el entorno de macOS. Puede ser relevante al trabajar en aplicaciones como Preview o Final Cut.
2. Propósito
   • Perceptual. Esta opción busca preservar la apariencia visual general de la imagen, priorizando la consistencia perceptual incluso a expensas de cambios en la saturación y el contraste.
   • Saturación. Enfocado en mantener la saturación de los colores, el propósito de saturación intenta preservar la intensidad del color, aunque pueden haber cambios en la tonalidad y el contraste. Es útil para mantener colores vivos como en libros de cómics o gráficos, por ejemplo.
     
   • Colorimétrico relativo. Esta opción ajusta los colores de manera proporcional, manteniendo la relación entre los colores pero permitiendo ajustes para adaptarse al nuevo espacio de color. Es útil cuando se desea mantener la consistencia de color en diferentes dispositivos. Generalmente esta opción obtiene los mejores resultados cuando el propósito es imprimir en dispositivos CMYK.
   • Colorimétrico absoluto. Conserva los colores exactos de la imagen original dentro de los límites del nuevo espacio de color. Aunque puede mantener la precisión del color, puede resultar en cambios visuales más notables, especialmente si el nuevo espacio de color tiene una gama más limitada.
3. Usar Compensación de Punto Negro
   • La compensación de punto negro es una opción que afecta a la conversión de colores, especialmente en la impresión. El punto negro se refiere al área más oscura de una imagen. Usar la compensación de punto negro ajusta la representación de los tonos más oscuros para asegurar que no se pierda detalle en esas áreas durante la conversión.
4. Usar Tramado (Imágenes de 8 bits/canal)
   • El tramado se refiere al método mediante el cual las impresoras reproducen imágenes mediante la combinación de pequeños puntos de trama en los que las tintas CMYK se acumulan. La opción de usar tramado en imágenes de 8 bits por canal indica que se aplicará un patrón de puntos para representar los colores y tonos en la impresión. Este ajuste es común para impresoras digitales de alta calidad y máquinas de imprimir por sistema offset.