Hoy contamos con la colaboración de Alfredo Lazo Molina, Senador del Museo de la Imprenta, que analiza el proceso del arreglo en la impresión tradicional. Una labor minuciosa y de precisión que solo podía ser realizada por auténticos expertos.
El arreglo en la impresión tradicional
Al imprimir formas tipográficas, grabados o fotograbados, se hacía indispensable hacer “el arreglo”, con él se conseguía que los diferentes caracteres, filetes y demás elementos del molde a imprimir se igualaran y la impresión fuera más clara y limpia y sus detalles lo más perfectos posible, estampados ya en el papel.
Para lograrlo, una vez puestos los topes de registro y llevado el impreso a su definitiva posición, se sacaba una prueba generalmente en papel de poco gramaje y en él se recortaban con una lanceta las partes que se veía que clavaban excesivamente; a su vez, se calzaban con papel engomado fino o similar los fallos de impresión observados en dicha prueba.
Una vez bien hecho el arreglo en todos sus detalles, se pegaba con un poco de pasta detrás de la forma en las Minervas, o en el pliego destinado a él en las máquinas Plano-cilíndricas, cuidando de que quedara pegado exacta y correctamente según los elementos detallados para los cuales se aplicaba dicho arreglo.
Después de un cuidadoso palmeado del molde y el necesario ajuste de la presión, el resultado era muy mejorado; luego se podían hacer todos los retoques necesarios hasta que se conseguía la prueba correcta para la impresión.
El arreglo en grabados y fotograbados
En lo que se refiere a grabados y sobre todo a fotograbados, el arreglo consistía en imprimir tres o cuatro pruebas en papel fino (copias) y, utilizando una de ellas como patrón, se iban cargando en ella los detalles más negros previamente recortados de otra de las pruebas. Después, negros y medias tintas formando sobre el impreso patrón capas de recortes que debían ser lo más fieles posible tanto en su corte como en su pegado en el patrón.
También podía ser necesario, si era preciso, recortar las partes blancas en el patrón, para la mejor limpieza de dichos blancos en el resultado del fotograbado impreso.
En una cuatricromía se hacía un arreglo por cada cliché fotograbado (CMYK).
Hay que hacer constar que estos arreglos debían pegarse con toda exactitud en las marcas hechas previamente tanto en el patrón como en el pliego del arreglo de la cama de la máquina, tanto si estas eran Minervas o Plano-cilíndricas.
En la tipografía era indispensable hacer el arreglo, ya que el desgaste de los tipos, filetes, orlas, adornos, etc. lo hacían necesario.
Algunos eran difíciles y costosos de hacer y era preciso realizarlos con mucho cuidado, sobre todo los de los fotograbados.
Posteriormente, para simplificar este trabajo, se utilizaron los arreglos por polvos fundidos por calor como el Primatón que los mismos grabadores los ofrecían junto con los grabados. Fue una innovación en este tipo de arreglos.
Lógicamente, para obtener el mejor resultado, aparte de un buen arreglo tenía que estar la correcta nivelación de la batería de rodillos, y la cama apropiada para cada trabajo.
Muchas gracias a Alfredo Lazo Molina, del Senado del Museo de la Imprenta, por detallarnos el proceso del arreglo tipográfico, una muestra del complejo oficio del impresor.