Elaine Lustig Cohen fue una destacada diseñadora gráfica y artista estadounidense, conocida principalmente por su trabajo como diseñadora de cubiertas de libros y catálogos para museos.
Durante los años 50 y 60 del siglo XX su trabajo fue fundamental en la evolución del estilo americano; combinando las vanguardias europeas con la experimentación, para crear un lenguaje visual propio.
Elaine Lustig Cohen: una chica de clase media en el mundo del arte
Elaine nació en 1927 en Nueva Jersey en una familia de clase obrera de inmigrantes polacos. Durante su infancia y juventud su madre la animó a perseguir sus pasiones artísticas, pagando por sus primeras lecciones de dibujo y posteriormente su educación superior.
Ya de adolescente y gracias a su amiga Naomi Savage (sobrina de Man Ray) entró en contacto con el mundo de las vanguardias artísticas y comenzó a visitar los museos y galerías de Nueva York.
Tras finalizar el instituto comenzó a estudiar en el Sophie Newcomb College. Más tarde, se trasladó a la University of Southern California, donde se graduó en Bellas Artes. Sin embargo, dedicarse al arte era poco más que un sueño para Elaine: “La idea de ser una artista nunca se me ocurrió. Viniendo de una familia de clase media judía, no sabía qué era ser una artista”.
En 1948, mientras hacía prácticas en el Modern Institute of Art de Los Ángeles, Elaine conoció al diseñador Alvin Lustig. Se casaron en diciembre de ese mismo año y su relación se prolongó durante siete años, hasta la muerte de Alvin por complicaciones en la diabetes que padecía desde adolescente.
En 1951, Elaine comenzó a trabajar como asistente de Lustig, lo que le proporcionó acceso directo a las técnicas y los fundamentos del diseño gráfico.
Volando sola
Tras la muerte de Alvin, Elaine fue la encargada de finalizar un encargo para la señalización del Edificio Seagram. El arquitecto Philip Johnson quedó tan impresionado por el trabajo de Elaine que la contrató para crear el material gráfico y los anuncios del edificio.
Al mismo tiempo, Arthur Cohen, fundador de Meridian Books, le insistió a Elaine para que creara las portadas de la nueva línea de bolsillo de la editorial. Su carrera como diseñadora gráfica comenzó a despegar.
El Museo Judío reclutó a Elaine para crear su identidad gráfica. A lo largo de su carrera, Lustig Cohen creó más de 20 catálogos para las exposiciones del museo, introduciendo la abstracción al público masivo.
Entre otros clientes de Elaine Lustig Cohen, destacan General Motors, el Museum of Primitive Art y el Museo de Río de Janerio de Arte Moderno.
Trabajar como diseñadora freelance era toda una rareza en la época: “No hay mujeres freelance. Hay muchas buenas diseñadoras, trabajan en moda, publicidad o editorial. Pero siempre como empleadas. Yo empecé en los 50, pero no fue hasta los 60 cuando empezó a ser más común”.
Elaine continuó trabajando como diseñadora gráfica hasta 1969, cuando comenzó a realizar un trabajo más artístico y personal, sin abandonar las técnicas del diseño pero aplicadas a sus proyectos más íntimos.
Trabajar como diseñadora freelance era toda una rareza en la época: “No hay mujeres freelance. Hay muchas buenas diseñadoras, trabajan en moda, publicidad o editorial. Pero siempre como empleadas. Yo empecé en los 50, pero no fue hasta los 60 cuando empezó a ser más común”.
Elaine continuó trabajando como diseñadora gráfica hasta 1969, cuando comenzó a realizar un trabajo más artístico y personal, sin abandonar las técnicas del diseño pero aplicadas a sus proyectos más íntimos.
Destilando el contenido: un estilo único
Para Elaine, cuando diseñaba portadas de libros o catálogos para museos, uno de sus primeros objetivos era asegurarse de que la imagen principal reflejaba la voz interior. Su acercamiento conceptual a los libros fue muy moderno y una alternativa a la descripción literal, que era más común en la época.
Basándose en su conocimiento de la tipografía moderna y los principios de diseño de vanguardia (como la composición asimétrica, la escala dramática y el montaje de imágenes), Lustig Cohen forjó una voz gráfica individual y distintiva.
Para las cubiertas de libros, describió su proceso como una destilación en la que identifica las ideas centrales del texto y las expresa de manera abstracta con letras en negrita, formas expresivas y elementos fotográficos.
“Las sobrecubiertas de los libros y los catálogos de los museos que diseñé en las décadas de 1950 y 1960 tenían la intención de dar el protagonismo a la voz del libro. Al experimentar con la abstracción, la fotografía y un uso lúdico de las ideas conceptuales, encontré soluciones que no se usaban en las principales publicaciones ni en el diseño de catálogos de museos en ese momento”, afirmaba la diseñadora.
A finales de los 60, Elaine y Arthur Cohen (con quien se casó en 1956), fundaron Ex Libris, una librería y galería de arte en la que vendían obras vanguardistas y ediciones raras.
Fueron los primeros estadounidenses en vender obras de las vanguardias: Futurismo, Surrealismo, Dadaísmo y Constructivismo encontraron un hogar en Ex Libris.
Elaine creó numerosos catálogos para la galería, que hoy en día se consideran objetos de coleccionismo en sí mismos.
La carrera de Elaine Lustig Cohen está repleta de reconocimientos y premios. En 1995, el National Design Museum le dedicó una exposición a toda su carrera como diseñadora gráfica y en 2012, la AIGA organizó una retrospectiva en la que recogía el trabajo de Elaine y Alvin Lustig.
En 2011, Elaine recibió la medalla AIGA, por su excelencia a lo largo de su carrera y sus contribuciones a la práctica del diseño gráfico.