Nuestro repaso a algunas de las figuras más importantes del cómic nos lleva a Alan Moore, escritor y guionista de algunos de los cómics más icónicos de las últimas décadas.
Alan Moore: un escritor entre viñetas
Alan Moore nació en Northhampton (Gran Bretaña) en 1953, en una familia de clase trabajadora. Desde bien pequeño Moore tuvo un apetito voraz por la lectura y combinaba los libros de la biblioteca con cómics de todo tipo.
Por la escuela secundaria pasó con más pena que gloria, de hecho fue expulsado de ella, pero ya a finales de los años 60 comenzó a publicar poesía y ensayos en diferentes fanzines, creando incluso su propia publicación: Embryo.
Moore consiguió un trabajo de oficina y se casó, pero la vida de oficinista no colmaba sus aspiraciones creativas. Por ello, abandonó el trabajo y comenzó a escribir e ilustrar sus propios cómics. Con anterioridad había creado un par de tiras para varios fanzines y revistas alternativas, pero su primer trabajo remunerado fue para unos dibujos que se imprimieron en la revista NME.
A finales de 1979, creó junto a Steve Moore (sin parentesco) al violento personaje Axel Pressbutton para unos cómics en la revista musical Dark Star.
Comenzó entonces a publicar varias series de cómics, aunque el sueldo como historietista no llegaba para pagar las facturas de la joven familia Moore, que se había ampliado con la llegada de su hija Leah.
Durante los 80, Alan Moore tomó la decisión de dedicarse exclusivamente a escribir guiones y abandonar el dibujo: «Después de haber estado haciéndolo durante un par de años, me di cuenta de que nunca sería capaz de dibujar lo suficientemente bien o lo suficientemente rápido como para ganarme la vida decentemente», afirmaba al respecto.
Durante su primera etapa como guionista, Moore se curtió escribiendo historias de cinco páginas para Doctor Who Weekly o Star Wars Weekly y asentó su carrera como escritor freelance para varias editoriales, principalmente Marvel UK, 2000AD y Quality Communications (editora de Warrior).
En una etapa en la que el cómic en Gran Bretaña comenzaba a verse como algo más que una publicación infantil, las historias de Moore llegaron en el momento justo.
El primer gran éxito de Moore fue Captain Britania, creado junto a Alan Davis a quien Moore definió como «un artista cuyo amor por el medio y cuyo puro júbilo al encontrarse a sí mismo lucrativamente empleado en él brilla en cada línea, cada nuevo diseño de vestuario, cada matiz de expresión».
Moore también colaboraba con la editorial Quality Communications, en la revista mensual Warrior.
Warrior fue creada con la intención de dar a los autores más libertad creativa y fue donde Moore comenzó a alcanzar su potencial como historietista. Moore se encargó al principio de dos tiras: Marvelman y V for Vendetta, que se estrenaron en 1982, en el primer número.
V for Vendetta era un thriller distópico en el que un gobierno fascista controla Gran Bretaña y solo se opone a él un anarquista solitario vestido con un disfraz de Guy Fawkes y que recurre al terrorismo para derrocar al gobierno.
El cómic estaba ilustrado por David Lloyd y está considerado como uno de los mejores trabajos de Moore. La historia del V for Vendetta ha conseguido un estatus de culto que permanece actualmente.
Durante esta época, Moore resucitó el personaje de Marvelman, un antiguo superhéroe al que Moore llevó a la vida real, cosechando un gran éxito entre la crítica.
La tercera serie que Moore produjo para Warrior fue The Bojeffries Saga, una comedia sobre una familia inglesa de clase trabajadora de vampiros y hombres lobo.
Un hombre inglés en América
El trabajo de Alan Moore llamó la atención de DC Cómics, que le contrató en 1983 para la editorial, escribiendo The Saga of the Swamp Thing (la Cosa del Pantano). El éxito del trabajo de Moore en esta historia, animó a DC Comics a encargar cómics en una línea similar, a menudo con renovaciones radicales de personajes oscuros. Estos títulos sentaron las bases de la línea Vertigo de la editorial.
Durante esta etapa, Moore escribió guiones para Superman y recuperó a muchos de los personajes olvidados de DC Comics, como Spectre, Demon o Phantom Stranger y creó nuevos, como John Constantine.
La reputación de Alan Moore como creador de historias se vio consolidada en 1986, con la que está considerada su mejor obre, la serie Watchmen, en la que los superhéroes son de todo, menos perfectos. Formalmente, huye de la narración lineal, tiene múltiples puntos de vista e incluye autorreferencias, ironías y experimentos formales muy sofisticados.
El escritor y ejecutivo de DC Comics, Paul Levitz consideraba que al igual que con The Dark Knight Returns, «Watchmen desencadenó una reacción en cadena al repensar la naturaleza de los superhéroes y el heroísmo en sí y oscureció el género durante más de una década. La continuará siendo considerada como una de las obras literarias más importantes que jamás haya producido el cómic»».
Ante este éxito y la atención que despertaba, Moore se fue alejando de las convenciones y de los eventos con fans.
Moore continuó trabajando para DC Comics, aunque la relación se había ido deteriorando por cuestiones de derechos de autor y de comercialización. Tras finalizar los últimos episodios de V for Vendetta, Moore dejó de trabajar para DC Comics y comenzó su andadura como autor independiente.
Volando solo. vuelta al redil y de nuevo en solitario
En esta etapa independiente, Moore publicó numerosos cómics, como Brought to Light o From Hell, en la que cuenta la historia de los asesinatos de Jack el Destripador o el cómic erótico Lost Girls.
Tras su experiencia como autor independiente, Alan Moore volvió a unirse a una editorial para escribir historias de superhéroes. Moore recaló en Image Comics, para horror de sus fans, ya que esta editorial era famosa por su estilo llamativo, violencia y chicas con poca ropa. La editorial estaba formada por siete dibujantes, que abandonaron Marvel para poder publicar sin perder sus derechos de copyright.
Allí trabajó para la serie Spawn y WildC.A.T.S. pero la crítica no acompañó a esta etapa del escritor y el público esperaba más del creador de Watchmen.
A excepción de los socios Jim Lee y Jim Valentino, Moore no acabó contento con el trato recibido en Images Comics. Cuando Jim Lee le ofreció crear su propio sello, bajo el paraguas de su nueva editorial, WildStorm Productions, Moore no se lo pensó.
Moore bautizó a su sello America’s Best Comics y fichó a varios artistas y escritores para ayudarlo. Sin embargo, Lee vendió WildStorm, incluido America’s Best Comics, a DC Comics, y Moore se encontró de regreso en una compañía con la que había jurado que nunca volvería a trabajar.
Alan Moore decidió entonces que había demasiadas personas involucradas como para retirarse del proyecto, por lo que accedió a trabajar con DC de nuevo. La primera serie publicada por America’s Best Comics fue The League of Extraordinary Gentlemen, que presentaba una alianza de personajes de novelas de aventuras victorianas, como Allan Quatermain, el Capitán Nemo o el Dr. Jekyll, enfrentados a villanos como el profesor Moriarty o los extraterrestres de La guerra de los mundos, de H.G. Wells.
La serie fue un éxito y America’s Best Comics continuó publicando historias, como Tom Strong o Promethea.
Sin embargo, las fricciones con DC Comics no tardaron en surgir y en 2005 volvió a ser independiente. Siguió publicando La Liga de los Hombres Extraordinarios y otras historias, pero poco a poco fue alejándose del mundo del cómic, hasta que en 2016 anunció su retirada.
A pesar de llevar años retirado, la influencia de Alan Moore continúa muy presente. Las adaptaciones de sus historias a la gran pantalla —muchas de las cuales odia— han contribuido a popularizar su trabajo y lo han convertido en uno de los creadores más presentes e icónicos del mundo del cómic.
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Historia del cómic: Marjane Satrapi, la vida más allá de Persépolis.
Historia del cómic: Art Spiegelman, Maus y el underground.
Historia del cómic: Will Eisner, padre de la novela gráfica.
Historia del cómic: Hergé, creador de Las aventuras de Tintín.
Historia del cómic: Hugo Pratt, un maestro del cómic y la vida.