Hoy os mostramos el trabajo de Edward (“Ted”) McKnight Kauffer, uno de los más prolíficos e influentes artistas del diseño de carteles durante los años 20 y 30 del siglo pasado, y tan innovador como su colega francés A.M. Cassandre.
Aunque nacido en EE.UU, fue en Inglaterra -donde vivió y trabajó la mayor parte de su vida- el lugar en el que Kauffer obtuvo reconocimiento por elevar el diseño publicitario a la altura del arte.
Carteles y diseño
Edward Kauffer nació en 1890 en Great Falls, Montana. En 1910 se mudó a San Francisco, donde trabajó como vendedor de libros y estudió arte en la California School of Design hasta 1912. Por esa época el profesor Joseph McKnight de la Universidad de Utah se convirtió en el mentor de Kauffer, costeando su viaje a Europa para ampliar su formación. Como muestra de gratitud, Edward tomó el apellido de su maestro como segundo nombre y se convirtió en Edward McKnight Kauffer.
En 1913, Kauffer recaló en Chicago, donde estudió en el Art Institute of Chicago. Allí fue testigo de la Armory Show, una de las primeras grandes exposiciones que introdujeron el Vanguardismo en EE.UU. Esta muestra tuvo una gran influencia en Kauffer, que desarrolló muchos de esos estilos a lo largo de su carrera. Ese mismo año, y gracias a McKnight, llegó a París donde estudió en la Académie Moderne hasta 1914.
Al inicio de la I Guerra Mundial, Kauffer se mudó a Londres. Allí desarrolló la mayor parte de su carrera y sus trabajos más icónicos, como los 140 carteles que diseñó para el metro de la ciudad.
El arte del cartel publicitario
140 posters dan para mucho y en ellos volcó todo su talento, explorando el arte abstracto y vanguardista (Futurismo, Cubismo…); y experimentando con marcados ecos impresionistas o de xilografías japonesas. Entre sus trabajos más destacados, brilla especialmente el cartel diseñado para la película «Metrópolis» de Fritz Lang.
Además, Edward McKnight Kauffer creó posters para Shell Oil y otros clientes comerciales (Great Western Railway, Empire Marketing Board y la Post Office) e ilustró libros y portadas. Más tarde se interesó también por los textiles, el diseño de interiores y la escenografía.
En 1940, al inicio de la II Guerra Mundial, regresó a Nueva York. Trató de encontrar trabajo en el competitivo mundo de la publicidad, donde tuvo que luchar para encontrar su lugar, a pesar del gran éxito que obtuvo en Europa. En 1947 comenzó a diseñar carteles para American Airlines, su principal cliente hasta su muerte en 1954.