Fue una de las noticias de 2021 en el mundo del arte, el legado del coleccionista Hans Rudolf Gerstenmaier se quedaba en Valencia, concretamente en el Museo de Bellas Artes donde se puede visitar desde finales del año pasado.
El Museo de Bellas Artes amplía sus fondos de pintura flamenca
Valencia aumenta su riqueza artística con el legado de Hans Rudolf Gerstenmaier y su viudo Leoncio Fernández Vallejo. La colección permanente del Museo de Bellas Artes ha sido ampliada gracias a la incorporación de dieciséis nuevas pinturas de la colección, que enriquece la oferta de pintura barroca de la pinacoteca.
Las obras pueden visitarse desde finales de 2021 y son un conjunto de pinturas de la escuela de Amberes de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Destaca no solo la alta calidad de los cuadros, sino también su impresionante estado de conservación; lo que las ha convertido automáticamente en una de las joyas del Museo.
¿Por qué en Valencia?
Aunque el matrimonio formado por Hans Rudolf Gerstenmaier y Leoncio Fernández Vallejo residía en Madrid y ya había realizado donaciones al Museo del Prado, la decisión de legar las obras flamencas al Museo de Bellas Artes de Valencia surgió en 2014.
La exposición De Rubens a Van Dyck que se celebró en el Centre del Carme ese año, contenía piezas de su colección y fue entonces cuando ambos se enamoraron de Valencia y sus museos.
¿En qué consiste el legado Gerstenmaier?
El coleccionista alemán afincado en España Hans Rudolf Gerstenmaier legó en su testamento al Museo de Bellas Artes de València cuarenta y una obras de su selección de pintura flamenca del Barroco.
La colección está formada por 19 pinturas al óleo y 23 obras gráficas realizadas en diferentes soportes y técnicas. Debido a su delicado estado, las obras gráficas sólo podrán mostrarse temporalmente.
Entre las obras destacan las series mitológicas de Johan Sadeler y Hendrick Goltzius, los retratos grabados a partir de diseños de Rubens y Van Dyck, la Adoración de los pastores de Marten de Vos o el Calvario de Adriaen Thomasz Key.
Otra de las perlas de la colección es Virgen con el Niño o Virgen de Cumberland, del taller de Peter Paul Rubens (aunque durante mucho tiempo se atribuyó al maestro).
Por lo que respecta a las obras que plasman temas naturales, sobresalen el bodegón de Jan van Kessel y los floreros de Gaspar Pieter Verbruggen, I y II.
Se trata pues de unas adiciones coherentes con la línea del museo y llamadas a ser protagonistas de numerosas exposiciones temáticas.
Para el director del Museo de Bellas Artes, Pablo González Tornel, «el legado de Hans Rudolf Gerstenmaier, como en su momento la monumental donación de Pere Maria Orts i Bosch, esponjan la colección del museo y la relanzan en el ámbito internacional».
González Tornel ha resaltado que el legado Gerstenmaier «se imbrica perfectamente en la magnífica colección de pintura barroca y dialoga con otras piezas como el retrato de Francisco de Moncada de Anton van Dyck».
Sin duda, una visita al Museo de Bellas Artes para conocer el legado de Gerstenmaier es un plan perfecto para un fin de semana frío de invierno.