Las banderas, los escudos y los emblemas son una de las primeras muestras de diseño gráfico
Para identificar o representar a una persona, un grupo, un país, una causa o un mensaje sólo se necesita un trozo de tela, un palo para utilizar de mástil y un diseño que la diferencie del resto. Por ello los colores vibrantes y las formas sencillas son sus principales bazas: pueden distinguirse a distancia y rápidamente (algo muy útil en los campos de batalla del siglo XVII). Actualmente, no suelen abundar las oportunidades de crear una nueva bandera para un país. Sin embargo, Nueva Zelanda se ha embarcado en la odisea de diseñar una nueva enseña que la aleje de su pasado colonial.
Actual bandera de Nueva Zelanda, con la Union Jack y la Cruz del Sur.
La actual bandera neozelandesa incluye la Union Jack, del Reino Unido, además es tan parecida a la de Australia que durante décadas ha provocado más de un malentendido y situación embarazosa. De hecho, lo único que las diferencia es el color de las estrellas que forman la Cruz del Sur: blancas las de Australia, rojas las de Nueva Zelanda.
Esta iniciativa a generado más de 10.000 propuestas de banderas y, como os podéis imaginar, hay de todo. Desde los diseños más elegantes a auténticas muestras del humor más gamberro.
Desde luego, una bandera de lo más metalera.
La Cruz del Sur, una oveja, el helecho y el pájaro kiwi, todos los símbolos de Nueva Zelanda juntos.
La rama de helecho y un pájaro kiwi con ¿rayos láser que salen de los ojos?
De momento ya ha habido una importante criba que ha dejado la selección en 40 (no está ninguna de las anteriores) y un comité de expertos elegirá las cuatro propuestas finalistas. A finales de este año, un referéndum nacional decidirá la más popular de entre las cuatro finalistas y en marzo de 2016, los neozelandeses elegirán entre la bandera actual y la mejor de las nuevas propuestas.
Entre los motivos más utilizados en el nuevo diseño de la bandera destacan los símbolos maoríes como la constelación Matariki (las Pléyades) o la rama de helecho que es ya el emblema de los All Blacks el carismático equipo de rugby de Nueva Zelanda.
Un proyecto de diseño excepcional, que intentará aglutinar la identidad de un pueblo en un simple trozo de tela. Algo que a muchos les parecerá trasnochado en pleno siglo XXI, pero que, sin embargo, la realidad se empeña en desmentir en cada telediario.
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