Taschen lo ha vuelto hacer. Cuando quedan apenas un par de meses para entrar en la vorágine de la Navidad, la editorial alemana presenta un nuevo libro de gran formato llamado a convertirse en otro gran éxito: The Art of Pin-up, un libro de talla XL que recoge el trabajo de los diez artistas más representativos de este tipo de ilustración erótico-festiva.
Pin-up de Alberto Vargas.
Hace 15 años Taschen publicó por primera vez The Great American Pin-up, (otro buen regalito, mucho más económico) contribuyendo al resurgimiento de este tipo de estética y popularizando de nuevo entre el gran público a las muchachas ligeras de ropa y siempre felices de estas ilustraciones. De hecho, en esos quince años un original de Alberto Vargas ha pasado de costar 2.000 dólares a 200.000.
Por ello la editorial, famosa por sus libros de arte y diseño a buen precio, ha tirado la casa por la ventana y presenta un libro de grandes dimensiones, en el que se incluyen minuciosas biografías de los diez artistas principales, entre ellos Alberto Vargas, George Petty y Gil Elvgren.
La editora Dian Hanson, responsable de la colección Sexy Books de Taschen, no ha escatimado medios en este proyecto. La calidad de reproducción de los cuadros, pinturas al pastel y esbozos preliminares (reproducidos en gran parte a partir de los originales) invita al lector a repasar cada pincelada de las imágenes, presentadas aquí a toda página. Cada capítulo incluye exquisitos calendarios de época, grabados vintage y fotos originales de las modelos que documentan el proceso creativo.
Tras recorrer los distintos capítulos del libro dedicados a 10 artistas, este cierra con una «enciclopedia pin-up» que recoge biografías abreviadas y ejemplos de la obra de otros 85 ilustradores, lo que convierte este volumen en el mayor compendio de creadores de pin-ups y en la obra de referencia definitiva sobre este tema.
Pin-ups: mucho más que chicas guapas
Aunque ya en los años 20 existían ilustraciones de chicas pin-up, listas para colgar en la pared de los talleres y fábricas (de hecho el nombre viene de “pinchar” y “arriba”) no se empezaron a llamar así hasta los años 40 del siglo pasado, por influencia de la publicación de calendarios con dibujos de chicas semidesnudas y actitud pícara de artistas como George Petty y publicaciones como la revista Esquire.
Los años 40 fueron la Edad de Oro de las pin-up gracias en parte a los soldados estadounidenses de la II Guerra Mundial, que las pasearon por medio mundo en sus carteras e incluso en sus aviones, tanques, camiones, etc. (este arte de rotulación se conoce como Nose Art)
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En esta época, las pin-up eran mucho más que imágenes eróticas para los soldados: eran amuletos, la idealización de lo que les esperaba en casa cuando regresaran vivos y triunfadores. De ahí que muchas pin-ups se representen realizando tareas domésticas o cotidianas, vestidas como para una noche de pasión y con una actitud de lo más predispuesta. La fantasía de la vecinita de al lado elevada a la máxima potencia, pasada por el filtro de los años 40-50.
Quizás, con nuestra visión del siglo XXI, muchas ilustraciones pueden parecernos tremendamente machistas; pero, antes de juzgar estas ilustraciones, no hay que perder de vista el contexto histórico y social de esos años y no olvidar su equivalente actual, que evidentemente no son las Femen, sino más bien… ¿las autofotos de las Khardashian?
Con la liberación sexual de los 60 y la proliferación de revistas con fotos de desnudos reales y bastante más crudos, las casi inocentes pin-ups cayeron en el olvido; para resucitar décadas después gracias a movimientos como el burlesque o el rockabilly, que recuperan la estética pin-up de cinturas de avista, labios rojos, ojos de gata y tacones imposibles. ¿O acaso creen que Dita Von Teese y Katy Perry inventaron su estilo ellas solitas?
– The Art of Pin-up. Taschen. Tapa dura, 29 x 39,5 cm, 546 páginas.
Algunos de los principales dibujantes de pin-up: